Momento de elegir
A medida que van desapareciendo las proyecciones que hacemos en nuestra pareja y vamos viéndola con más claridad, tenemos que decidir si queremos seguir con ella o por el contrario, finalizar la relación.
Muchas relaciones acaban siendo una fuente de problemas y sufrimiento. Y deberíamos acabar con ellas por nuestro propio bien y el de la otra persona.
Al elegir a una persona como nuestra pareja, debería haber una aceptación total y honesta de quien es y como es. Con su carácter, sus creencias, su sistema familiar y su pasado.
Aceptar también lo “malo”
La pareja nos aportará felicidad, pero debemos aceptar que también habrá momentos de sufrimiento. Momentos no deseados y que nos sentiremos dolidos.
Si no aceptamos esta parte de la relación de pareja, no conseguiremos un vínculo amoroso en toda su plenitud.
Al aceptar lo que la vida nos trae aunque no sea de nuestro agrado, nos hacemos más fuertes y sabios.
Aceptar a nuestros padres
Todos arrastramos heridas del pasado con nuestros padres. Y si no aceptamos lo que fue y lo que no fue, lo que pasó y no pasó, nos llevaremos esas heridas a la pareja. Las emociones enquistadas en nuestro interior aparecerán distorsionando la relación.
Cuando hemos aceptado a nuestros padres y lo que sucedió en su totalidad, nos sentimos más plenos y no demandaremos a nuestra pareja lo que nuestros padres no pudieron darnos. De esta manera, podremos dirigirnos hacia nuestra pareja de igual a igual y no estaremos proyectando nuestras necesidades no cubiertas.
Dos personas, dos sistemas
Cuando dos personas se unen, se unen dos sistemas familiares.
Hay familias que arrastran creencias durante generaciones que condicionan la vida de sus integrantes. Creencias sobre cómo ser un hombre o una mujer, creencias sobre el dinero, las relaciones o el trabajo son aspectos de la vida que pueden estar condicionados por nuestro sistema familiar.
Puede que estemos repitiendo patrones. Por ejemplo:
Un hombre nunca será feliz con una mujer o no puedes fiarte de nadie son creencias o mandatos que pueden estar en la atmósfera familiar.
En todas las familias han existido sucesos que han marcado a la familia de una manera determinada, sobre todo los sucesos negativos.
Existe también la lealtad al sistema, que significa que por amor a él o a uno de los miembros, podemos estar repitiendo el mismo destino que ese familiar anterior a nosotros.
Para poder entregarnos con plenitud en la pareja debemos resolver, en muchas ocasiones, varios asuntos relacionados con nuestro sistema de origen.
La pareja como fuente de crecimiento personal
La pareja nos ayuda a crecer como personas y dejar atrás al niño o la niña que fuimos.
Nuestra pareja actuará como un espejo poniéndonos delante de nosostros nuestros miedos y anhelos más profundos, obligándonos a revisar nuestra forma de relacionarnos.
Nuestra pareja actuará como un espejo poniéndonos delante de nosostros nuestros miedos y anhelos más profundos
Muchas personas creen o esperan que haya amor incondicional en la pareja, pero eso solo sucede en una relación entre hijos y padres. En una pareja debe haber un acuerdo en el que cada uno exprese sus condiciones y ver si es posible establecer una relación de amor y crecimiento mutuo.
Los hijos llegan, el Sistema crece
Las parejas que tienen hijos, dejan de ser un sistema de dos personas para dar lugar a uno más grande.
Al tener un hijo la pareja queda vinculada para siempre aunque la relación se rompa o incluso en embarazos no deseados.
Cuando una persona se une a otra con hijos de otras parejas, estos tienen prioridad sobre la nueva pareja. Si la nueva pareja no acepta y respeta ese lugar, la relación tendrá fricciones e incluso podrá terminar.
Equilibrio entre dar y recibir
En las relaciones existe un principio o ley que consiste en el equilibrio entre dar y tomar.
En la pareja solo podemos dar lo que tenemos y lo que la otra persona puede y quiere recibir.
Este intercambio debe ser equilibrado por el bienestar de la relación.
En las relaciones en las que solo uno da o da más que el otro, se convierte en una relación materno filial. Solo los hijos reciben sin necesidad de devolver a los padres lo que toman de ellos.
Asimismo la persona que recibe más, puede tener un sentimiento de deuda que le lleve a abandonar la relación por el gran peso que conlleva recibir lo que no puede sostener o devolver.
A veces las parejas tienen más intercambios negativos que amorosos y se hieren uno a otro creándose así sufrimiento y dolor.
Siguiendo este principio, cuantos más intercambios positivos existan de forma equilibrada, mayor será el bienestar de la pareja.
Cuantos más intercambios positivos existan de forma equilibrada, mayor será el bienestar de la pareja.
Las Constelaciones Familiares son un método efectivo para clarificar los vínculos y lealtades que nos atan a nuestro pasado familiar.
Al trabajar los asuntos de pareja con las Constelaciones Familiares podemos tomar conciencia de las dinámicas que subyacen en la relación y aportar mayor bienestar.
5 CONDICIONES para una relación de pareja sana
Joan Garriga nos ofrece en su libro El buen amor en la pareja 5 requisitos que nos indican si estamos en una buena relación de pareja.
- Que sea fácil.
- Aspectos en común.
- Ser amigos.
- Confiar.
- Desear la felicidad de nuestra pareja.
Primer requisito
Que sea Fácil. Cuando la relación fluye con armonía sin demasiado esfuerzo ni dificultades. Muchas veces nos vemos implicados en relaciones difíciles y tormentosas que nos provocan sufrimiento.
Segundo requisito
Que las dos personas tengan aspectos en común y haya cierta compatibilidad, ya que si son muy diferentes, la relación se vuelve difícil. Garriga nos indica varios aspectos importantes a tener en cuenta, como tener estilos afectivos similares, tener culturas compatibles o proyectos vitales que vayan en sintonía.
Tercer requisito
En el libro también nos explica que para tener una buena relación de pareja las dos personas han de ser amigos. Acompañarse mutuamente y compartir gustos e intereses enriquecerá la relación y el amor en la pareja.
Cuarto requisito
El cuarto requisito es uno de los más difíciles hoy en día, y es confiar en el otro. Confiar que el otro quiere nuestro bien y aceptar que en el algún momento puede no cumplir nuestras expectativas y aún así, tener la confianza que podremos sobreponernos.
Por miedo y desconfianza a veces exigimos al otro que no falle a nuestra confianza, pero ésta, por definición, no exige garantías.
Quinto requisito
Y el último requisito es desear la felicidad de nuestra pareja por encima de nuestros miedos y anhelos. Algo muy difícil, ya que siempre estamos pensando en nuestro interés. Pero si abrimos nuestro corazón y dejamos atrás nuestros miedos y necesidades no cumplidas en la infancia, podremos hacer feliz a nuestra pareja y sentir una plenitud mayor, un amor más espiritual.
Conclusiones
Quiero explicar algunos puntos importantes del libro El buen amor en la pareja de Joan Garriga.
Vínculo y pertenencia
El primero es sobre el vínculo y la pertenencia. Las personas deseamos sentirnos vinculados a algo o alguien. Cuando no tenemos vínculos importantes, nos sentimos vacíos. Muy relacionado al vínculo, está la pertenencia. La pertenencia se vive como ser parte de algo más grande que yo, algo que excede de nuestra individualidad.
La pareja al reunir estas dos necesidades se convierte en una meta, un anhelo o incluso para algunos dar sentido a sus vidas. Pero al llegar a la pareja nos vinculamos de la forma en que aprendimos con las personas con las que tuvimos nuestros primeros vínculos. Normalmente nuestros padres y hermanos.
En muchos casos estamos en pareja siendo adultos pero internamente somos como niños con ideas poco realistas sobre una relación de pareja. Esperamos y exigimos a nuestra pareja aquello que no nos dieron en nuestra infancia. Y esas dinámicas dificultan tener una relación de pareja con madurez.
Nuestro niño interior dificulta las relaciones de pareja.
Por otro lado, toda persona pertenece a su sistema familiar, y por tanto, estamos vinculados a él. El sentimiento de pertenencia, a veces, inconsciente, es tan fuerte que podemos estar repitiendo patrones o expiando la culpa de otros familiares del pasado.
Estos vínculos pueden impedirnos tomar nuestra fuerza y vivir con plenitud nuestra vida.
Pero gracias a las constelaciones familiares podemos tomar conciencia y reparar los posibles vínculos con nuestro sistema familiar que condicionan nuestra vida, como podrían ser las relaciones de pareja.
Y por último, como nos dice Joan Garriga en El buen amor en la pareja, la pareja nos ayuda a vernos. Nos ayuda a seguir aprendiendo y creciendo. Pero para ello, debemos estar abiertos a vernos a nosotros mismos. Por ejemplo, cuando tenemos un conflicto o tenemos una emoción negativa en nuestra relación, detenernos y mirar qué parte de mí hay en esto. Si nos quedamos en la crítica, en culpar al otro o en la pelea, no aprenderemos y seguiremos repitiendo los mismos patrones.
La pareja nos ayuda a vernos.
¡Y eso es todo! Te animo a que consigas el libro y extraigas tus propias conclusiones. Gracias por leer el resumen El buen amor en la pareja de Joan Garriga.