Gestión Emocional en 6 pasos
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La gestión emocional es de vital importancia. Todos los seres humanos tenemos emociones y reaccionamos a ellas. La forma en cómo reaccionemos a ellas, dependerán muchos aspectos de nuestras vidas.
Etimológicamente, la palabra emoción viene del latín emotio, que significa “movimiento o impulso”, “aquello que te mueve hacia”.
Cuando sentimos una emoción, nos lleva a otro lugar. Ya sea internamente o de forma externa. Hay personas que se guardan sus emociones y les carcome por dentro, incluso sin saberlo. Existen otras personas, que tal como sienten la emoción, reaccionan como un rayo. No ha identificado lo que está sintiendo, que ya está actuando.
Las emociones son como el agua, siempre encuentran por donde salir. Lo malo, es que muchas veces salen en forma de síntomas físicos, pensamientos negativos o estados de ánimo desagradables.
Las emociones son como el agua, siempre encuentran por donde salir.
En el caso de las personas impulsivas, el problema suelen tenerlo en las relaciones personales debido a sus reacciones.
Ni reprimir, ni negar, ni actuar de forma impulsiva son maneras sanas de gestionar las emociones.
Te voy a explicar cómo gestiono actualmente mis emociones en 6 Pasos. Con el tiempo he ido (y voy) aprendiendo a gestionar mis emociones y mis pensamientos. ¡Ojala me hubieran enseñado antes!
Estoy en un momento en que acepto la vida y lo que siento tal como es. ¡Y qué gustito da!
Voy entendiendo aquello que aprendí hace años cuando hice el retiro de meditación Vipassana:
“Todo es impermanente”
Tanto positivo como negativo, agradable o desagradable, todo pasa. Nada permanece eternamente.
Esto no significa que no me pueda sentir triste, rabioso, desanimado o cualquier emoción poco deseada. Ahora sé, que si un día estoy triste, me siento solo o más pesimista que otros días, pasará. Y no se trata de mirar hacia otro lado o de anular lo que siento, todo lo contrario.
Observo qué me sucede. Qué dice mi cuerpo. Luego presto atención a lo que siento, la emoción o sentimiento presente. Busco de dónde viene esa emoción, es decir, qué cosa me está haciendo sentir así. Tomo conciencia de que me está pasando en este momento presente.
Observo y registro lo que hay aquí y ahora. Pero no me apego, o dicho de otra manera, no me identifico con lo que me está sucediendo. Es como si tomara distancia de lo que estoy sintiendo sin dejar de sentirlo.
Seguramente habrás tenido días que te sientes solo y estás un poco más triste. Dependiendo de cómo gestiones tus emociones, quizás te refugiarás en casa para que nadie te vea, o puede que prefieras hacer cosas y salir con amigos para no conectar con la soledad que tanto te angustia.
¿Y qué pasa si sientes un rato la soledad?
La soledad es un sentimiento que está en ti. Acógela. Escucha lo que tiene que contarte. ¿Qué necesitas? Quizás solo necesitas estar contigo, en lugar de escapar de ella. Si necesitas llorar, llora. Si sientes rabia, golpea un cojín, grita, muerde. Si te sientes desamparada, acógete. Solo tienes que dar lugar a lo que sientes. Reconocer tus emociones y expresarlas de alguna manera.
Solo haciendo esto, tu angustia se calma. El simple hecho de mirar qué te pasa, es sanador. Cuando no miras tus emociones, te deprimes o sufres ansiedad. El hecho de no atender lo que te sucede, no hace que desaparezca.
El siguiente paso es no “engancharte” a la emoción. Piensa que una emoción, químicamente, dura 90 segundos en nuestro cuerpo. El resto del tiempo, es apego a esa emoción. Y el apego viene de la mente.
Teniendo en cuenta que todo es impermanente, puedes pensar que esa emoción que estás sintiendo, por muy intensa que sea, desaparecerá. Y probablemente, el motivo que provoca esa emoción, también lo hará, sino es que ya pasó, o peor aún, todavía no ha sucedido y posiblemente nunca suceda.
¿Entonces, por qué aferrarte a algo que te hace sentir mal?
El tercer paso es cambiar el foco. Aquello donde ponemos la atención se hace grande. Y los seres humanos, somos especialistas en enfocarnos en lo que nos hace desdichados.
¡Cambia el foco de atención!
Enfócate en otra cosa. La forma más fácil de cambiar tu foco, es observar lo que tienes a tu alrededor con plena atención. Esto es, observar sin pensar. Escucha los ruidos o sonidos que llegan a tus oídos.
¿Cuántas veces vas por la calle sin ver ni oír lo que pasa a tu alrededor porque estás inmersa en tus pensamientos?
La vida pasa por delante tuyo y tú ni te enteras.
1. Observa cómo te sientes.
2. Reconoce las emociones que estás sintiendo. Dales un nombre a cada una.
3. Acepta lo que te sucede. No luches contra lo que te sucede, ni con la situación, ni con tus emociones. Acepta tal como es.
4. Expresa.
5. No te enganches / identifiques con eso.
6. Cambia tu foco de atención.
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Aprender a gestionar tus emociones es algo vital para nuestra salud física y mental. Cuando tenemos conciencia de todas nuestras emociones y sabemos gestionarlas de manera correcta, nuestras relaciones mejoran notablemente. Puedes contactar conmigo para concertar una sesión individual. También puedes suscribirte a mi Newsletter donde envío recursos para tu crecimiento personal solo para mis suscriptores.
Un fuerte abrazo
Oscar
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