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En este post quiero explicaros qué es la dependencia emocional y qué características tienen las personas dependientes.
La dependencia emocional no es amor. Aunque muchas veces lo confundimos por la intensidad emocional con la que vivimos estas relaciones.
La dependencia emocional es una adicción. Una adicción al otro. Y como adictos somos incapaces de sostener o controlar el deseo de estar con la persona deseada.
La dependencia emocional es una adicción a otra persona.
La dependencia emocional se vive como un miedo o una angustia a perder al otro. Las personas dependientes cuando están solas, no son felices. Viven obsesionadas con encontrar pareja.
Es como el caminante sediento que va por el desierto y solo piensa en encontrar agua. Empieza a ver oasis y cascadas con mucha agua donde saciar su sed y refrescar su cuerpo del calor.
Algo similar le ocurre a las personas dependientes. Están tan obsesionadas con encontrar a alguien que les salve de su sufrimiento, de su soledad o de cualquier carencia que tengan, que van por todos los sitios pensando: “a ver si conozco aquí al hombre o a la mujer de mi vida”.
Vas a una fiesta, te apuntas a un curso, tu prima te quiere presentar a alguien, quedas con alguien en la aplicación de citas y ya estás nerviosx pensando a ver si tienes suerte y será por fin “él o ella”.
Pero, ¿quién no ha pensado eso en algún momento?
La mayoría de personas somos dependientes emocionales.
¿Es malo depender de tu pareja? De por sí, no. El problema es que la dependencia emocional nos impide crecer y desarrollarnos, ya que por definición “dependemos de alguien”.
Estamos a la “espera” de encontrar a esa persona y cuando la encontramos, se convierte en “todo” para nosotros. Todo gira entorno a ella. Le damos tanto poder en nuestra vida, que incluso nos anulamos. Dejamos de ser nosotros mismos por agradar o por miedo a que se vaya.
Es entonces cuando nos hacemos prisioneros del miedo. El miedo nos gobierna. La química de nuestro cuerpo nos secuestra y perdemos el control de nuestros actos. Nuestros pensamientos y nuestras emociones se vuelven nuestros peores enemigos.
¿Te ha pasado alguna vez?
Dice el autor del principito:
Si tú me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Para mí serás único en el mundo. Para ti, yo seré único en el mundo.
Antoine de Saint-Exupéry.
Las personas dependientes emocionalmente se convierten en presa de la otra persona y a su vez, convierten al otro en su esclavo y verdugo. Ya que si en algún momento no sienten el amor por parte de su pareja, si no sienten la seguridad de que “está ahí”, se deprimirán, se enfadarán o entrarán en pánico y entonces desplegarán todas sus estrategias defensivas para no perder su fuente de amor o seguridad.
La persona con apego emocional ha perdido la conexión consigo misma y no sabe qué siente o qué necesita, si es que alguna vez lo supo. Lo cual le hace susceptible a delegar su vida en otra persona. Es más fácil para el dependiente ocuparse de la otra persona o adecuarse a lo que quiere ésta de ella, que mirarse a sí misma y coger las riendas de su vida.
Resumen del libro Amar o depender de Walter Riso
Dependemos porque sentimos o creemos que no podemos vivir por nuestra cuenta. Nos falta algo. La angustia que siente la persona dependiente emocional al estar sola se convierte en un nudo en el estómago que le lleva a un estado de desesperación y solo quiere calmar ese dolor y sufrimiento.
Tenemos diferentes necesidades. Pueden ser emocionales, psicológicas, sociales o materiales. Cada persona tiene que tomar conciencia de qué está buscando en el otro.
Eso que busca, es su carencia. Es lo que cree que no es capaz de conseguir y espera que otra persona se lo dé. Al no darse amor o valor a sí misma, busca que alguien lo haga por ella.
La persona con dependencia emocional se siente muy insegura, incluso las personas que muestran una imagen de seguridad.
Y este es otro punto importante en las personas que sufren de dependencia emocional. La autoestima está muy dañada y es necesario que pida ayuda profesional para reconstruirla.
La dependencia emocional también tiene mucho que ver con la incapacidad de estar solos. Evitamos la soledad a toda costa y la pareja es el mayor refugio para conseguirlo.
Muchas personas sienten mucha angustia cuando llega el momento de ir a dormir o cuando no tienen compañía y sin nada que hacer, porque es el momento en el que se quedan a solas con ellas mismas.
Mientras están acompañadas, ocupadas o entretenidas con alguna tarea están bien, pero cuando esos momentos se acaban, sienten lo mismo que sentiría un bebé cuando se va su madre y se siente abandonado.
El bebé entra en absoluto pánico, porque su vida depende de su madre o su cuidador.
Al dependiente le sucede lo mismo.
Es entonces cuando se disparan los pensamientos obsesivos y necesitan salir de ese estado inmediatamente.
Pues intenta desesperadamente compensar su dependencia con otros sustitutos. Ya sea a través de sustancias, como la comida, el tabaco, el alcohol u otras drogas.
O tratará de aliviar su angustia con actividades, engullendo series, revisando sus redes constantemente o cualquier otra actividad con la intención de llenar el vacío.
Durante una semana observa qué haces en los momentos que no tienes nada que hacer, o qué es aquello que necesitas hacer sí o sí, porque si no lo haces, te sientes incómodo o nervioso.
La dependencia emocional tiene su origen en la infancia cuando SÍ éramos dependientes de otras personas. De nuestros padres o de las personas que cuidaran de nosotros.
Te recomiendo el resumen Cara a cara con el miedo. De la codependencia a la libertad.
Un niño tiene ciertas necesidades además de comer y otras necesidades fisiológicas básicas para vivir.
Durante los primeros 6 o 7 años de nuestra vida necesitamos sentirnos cuidados, protegidos, reconocidos y queridos.
Por muy buenos padres que hayamos tenido, siempre habrá alguna carencia que no hayan podido cubrir como necesitábamos. Y esa carencia afectará a toda nuestra personalidad al hacernos adultos.
No, si tomamos conciencia de nuestras carencias, de nuestras heridas y de los patrones que hemos desarrollado.
Pero no basta con tomar conciencia. Luego tenemos que hacernos cargo de todo lo que delegamos en la pareja.
No esperes a sentirte dignx de amor a través de tu pareja.
No busques el reconocimiento en tu pareja.
No esperes que alguien se haga cargo de ti.
No busques la seguridad en tu pareja.
En lugar de todo eso, conviértete en una persona adulta que puede sostenerse por sí sola.
Reconoce tu valor como persona. Ni más, ni menos que los demás. Simplemente date valor.
Encuentra en tu interior la seguridad y la confianza que no pudiste desarrollar y que ahora buscas en otra persona. En tu interior está la mayor seguridad que puedas tener. Te lo aseguro.
Nuestro cuerpo y nuestra mente es nuestro templo, nuestra casa.
Medita, practica yoga, haz deporte, baila. Cualquier cosa que te conecte contigo.
Cuida tu templo.
Concédete el reconocimiento que esperas de fuera. Cuando hagas algo, permítete sentirte orgullosx de lo que has hecho.
Cuando tengas dificultades, ofrécete el apoyo que no tuviste.
Di: venga, sí, lo puedo conseguir. Vamos!
Todos tenemos en nuestro interior a ese niño o niña que fuimos. Con lo bueno y con lo malo, pero ya no eres un niño o una niña que necesita a su papá y mamá para todo.
Ahora debes hacerte cargo de ti, porque un adulto con todas sus capacidades no puede delegar en otro la responsabilidad de su felicidad o su seguridad.
Si quieres estar con alguien para que te dé algo, ya sea seguridad, protección, afecto o compañía, estarás desde la carencia y al final acabará deteriorándose la relación. Si no estás completo, si no eres capaz de ser feliz por ti mismo, tarde o temprano esa relación acabará.
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Claves para superar la dependencia emocional 
