Miedo al abandono
El mayor temor de la persona dependiente es que su pareja “le abandone”. ¿Y por qué lo digo entre comillas? Pues porque a un adulto no se le abandona, se le deja.
A un adulto no se le abandona, se le deja.
Tu vivencia de abandono es la experiencia que tienes de alguna situación en tu infancia.
Pero sigamos.
El miedo que siente el dependiente a que la otra persona decida dejar la relación por cualquier motivo, lo vive como lo peor que podría pasarle. Siente tal angustia y desesperación que puede llevar a hacer cosas de las que no haría en un estado de calma y de las que luego se arrepentirá.
Esto nos lleva al siguiente síntoma de dependencia emocional, la infravaloración.
Infravalorarse
La persona dependiente tiene una autoestima muy dañada y se infravalora.
Tiene miedo de que se vaya con otra persona, porque no se ve suficiente.
Si ve a su pareja hablando con otro hombre u otra mujer que cree ser mejor que él, sentirá que está en peligro. Sentirá a esa persona como una amenaza, porque quizás es más guapo, más simpático, tiene un trabajo mejor, más dinero o cualquier cosa que desde su percepción sea o tenga más que él. Entonces reaccionará desde sus mecanismos de defensa.
En realidad, es probable que su pareja ni esté pensando en nada de eso, pero la persona dependiente como no confía en sí mismo y se infravalora, se compara viendo en la otra persona lo que le gustaría tener o cómo desearía ser.
El dependiente se compara viendo en la otra persona lo que le gustaría tener o cómo desearía ser.
Siempre encontrará algún motivo que le haga sentirse inseguro/a y sentir el miedo que su pareja se vaya con esa persona.
No respetarse
Otro síntoma de dependencia emocional es que la persona dependiente no se respeta y por tanto da pie a que su pareja tampoco lo haga.
Un ejemplo de esto podría ser cuando la persona dependiente está con alguien con el que tiene una relación monógama, y éste le dice que la ama, pero luego flirtea o se va con otras personas y aún así, perdona el daño que le ha hecho.
Una de las creencias que sustenta esta dinámica es que la persona con dependencia emocional piensa que no será capaz de vivir sin esa persona. Y aquí entran las siguientes creencias:
- No puedo vivir sin ti.
- Eres todo para mí o…
- Sin ti me muero.
Obviamente, todos estos pensamientos y miedos nos llevan a estar en un constante estado de inseguridad y alerta.
El dependiente tiene tanta inseguridad en la relación que está continuamente en tensión. No le quita ojo a las reacciones de su pareja. Verá cosas que no son, porque su inseguridad distorsiona todo, consiguiendo así, ver lo que teme, aunque no esté sucediendo realmente.
Así, es como en algunas ocasiones, se cumple su peor pesadilla. Sin darse cuenta, ha ido empujando al otro y a la relación a dónde no quería. Es una lástima, porque la persona no es consciente de lo que está haciendo, pero la desesperación puede más que su autocontrol.
Este bucle de miedos, inseguridades e infravaloración conduce a la persona con dependencia emocional a los celos y a querer controlar todo lo que hace su pareja.
Esta mezcla de celos y control sobre su pareja acabará agobiándola y se crearán situaciones desagradables. De nuevo, provocará su mayor temor, que su pareja rompa la relación o que realmente quiera buscar a otra persona que le haga la vida más fácil.
En las relaciones sanas de pareja tiene que haber libertad, y los celos y el control es una cárcel con vigilancia 24h.
La persona dependiente hará preguntas suspicaces para intentar encontrar lo que quiere encontrar, que justamente es su mayor miedo. Y se lo hará ver para que cualquier cosa que diga su pareja, encaje con lo que teme encontrar.
Fusión con la pareja
Otro síntoma de dependencia emocional en las personas con dependencia emocional es que todo lo hacen con su pareja. Son uno. Se fusionan creyendo que han encontrado su alma gemela. Su media naranja.
Los dos se funden en uno. Sienten que el otro es la mitad que les faltaba para sentirse completos. Son relaciones que empiezan muy intensas.
No tienen espacios individuales. Todo lo hacen juntos. Si se va cada uno con sus amigos, cuando vuelven sienten que les faltaba algo.
¡Ay cariño, te echaba tanto de menos!
¡¡Pero si solo han sido dos horas!!
Todo gira en torno a la pareja. Se pierden en el otro hasta el punto de no saber lo que sienten o lo que quieren. Solo se centran en lo que quiere la otra persona.
Hay dos motivos que apoyan esta actitud. Por un lado, la obsesión del otro. En definitiva, es el amor de su vida, o al menos eso cree, y ¿cómo no va a hacer todo lo que pueda por él y pasar el mayor tiempo juntos?
Y por otro lado, el miedo a perderla le llevará a estar muy pendiente de lo que quiere su pareja para tenerla contenta y bien cerquita.
Síndrome de abstinencia
Todas estas dinámicas de la relación y la vivencia que tiene la persona dependiente, le impiden estar tranquila cuando no está con su pareja.
Al no tenerla controlada teme que el “amor” se esfume en cualquier momento o que su pareja pueda encontrar a otra persona.
Parece que debe estar presente en la vida del otro todo el tiempo para mantenerlo a su lado. Si no es así, se angustia y empieza a tener pensamientos que le provocan inseguridad, miedo, celos, rabia… En fin, una maraña de sentimientos que le provocan mucho malestar.
Este sería un síntoma de dependencia emocional más físico.
Pero, si tienes que estar a su lado para que no se vaya, ¿es amor? ¿acaso una persona que te ama no puede estar unas horas sin ti?
Síntomas físicos de la dependencia emocional
Este malestar se convierte en ansiedad, dificultad para concentrarse y dormir, además de problemas de estómago o en la piel.
Muchas veces, las personas acuden al médico para tratar estos síntomas, cuando la causa tiene que ver con sus emociones.
Si reconoces estos problemas de salud, observa si tiene que ver con tu relación de pareja o alguna situación que estés viviendo en las últimas semanas. En estos casos, la mejor cura es aprender a gestionar tus emociones adecuadamente y cambiar tu mentalidad.
Vamos a uno de los puntos más críticos, los conflictos.
Conflictos en la relación de pareja
En las relaciones de dependencia, tarde o temprano llegan los conflictos.
Las parejas empiezan a culparse y reprocharse por lo sucedido en el pasado o por el trato recibido. En realidad, tiene que ver con que nos sentimos dolidos, pero en lugar de ser honestos y mostrar nuestra vulnerabilidad, discutimos aspectos secundarios.
Los conflictos de pareja se pueden evitar con dos ingredientes: responsabilidad y asertividad.
Debemos responsabilizarnos de nuestra felicidad. No debemos pedir o esperar que el otro nos haga felices. Y por otro lado, es importante decir en el momento lo que sientes. Si algo te dolió, dilo en el momento y así no tendrás que reprochar dos semanas o dos años después lo que sucedió.
Te recomiendo que veas un video que te enseñará a discutir mejor. Es el resumen del libro siete reglas de oro para vivir en pareja basado en un estudio con cientos de parejas.
Las personas dependientes tienden a tolerar cosas que no deberían tolerar de ninguna manera. Faltas de respeto, maltrato psicológico o maltrato físico.
Este tema es muy amplio y no puedo extenderme en este post, pero una de las causas por las que la persona tolera este tipo de vejaciones, se debe a que no tiene claro cuáles son los límites de lo que debe permitir y lo que no.
De nuevo, es necesario trabajar en la autoestima y aprender a poner límites.
¿Te cuesta dejar la relación incluso sabiendo que no es buena para ti?
Es quizás el principal síntoma de dependencia emocional. Aún sabiendo que no te hace sentir bien la relación, sigues adelante. Te esfuerzas para que la relación funcione. Intentas cambiar o esperas que cambie tu pareja, pero nada de eso funciona. Hay conflictos, falta amor, hay distancia, frialdad. Y aunque te sientes mal, sigues ahí y te preguntas por qué no puedes cortar la relación.
Esta es una de las consultas que más recibo. Cada persona tiene historias y motivos diferentes, de manera que si te encuentras en esta situación, te recomiendo pedir ayuda profesional.
Uno de los principales motivos por los que muchas personas están en pareja es para no estar solas.
Pregúntate con honestidad, ¿estás por amor o para no estar solo/a?
Para estar por amor y no por necesidad, primero debes ser feliz con tu individualidad.
¿Está feliz estando solo/a?
¿Te sientes satisfecho/a y feliz con tu vida?
Muchas personas responden a estas preguntas que no. Por eso, para no entrar en relaciones de dependencia es tan importante conocerse a uno mismo y hacer todo lo posible para crearte una vida con la que te sientas satisfecho/a.
Vamos con el último síntoma de dependencia emocinal.
Darle todo el poder a tu pareja
Muchas personas cuando están en pareja conceden todo el poder al otro. Se quedan en un segundo plano. Si hay que decidir un plan para el sábado, la persona dependiente esperará a saber qué quiere hacer su pareja, aunque ella quiera hacer algo concreto.
Por ejemplo:
La persona dependiente lleva tiempo queriendo ir a la montaña a caminar y le pregunta a su pareja qué quiere hacer el sábado. Ésta le responde que no lo ha pensado, pero que podrían ir al cine.
¿Qué pasará aquí?
La persona dependiente lo más probable, es que ni tan siquiera comente lo que había pensado. Y si le dice a su pareja que le gustaría ir a la montaña, le dirá: “pero cómo tú prefieras”. Y acabarán yendo al cine.
¿Te suena?
Otro indicador de que le das mucho poder a tu pareja es tener miedo a que te abandone y no saber qué hacer con tu vida si eso sucede. Esto solo sucede en una relación entre padres e hijos, no en una relación de pareja.
Un niño tiene miedo de quedarse solo. ¿Qué haría sin sus padres? ¿Quién le cuidaría?
Pero como adultos, no podemos relacionarnos de la misma manera. Las relaciones de pareja son relaciones entre iguales. Los dos están al mismo nivel.
Las relaciones de pareja son relaciones entre iguales.
Cuando le damos todo el poder a nuestra pareja no nos estamos relacionando de igual a igual.
Y hasta aquí este post sobre los síntomas de dependencia emocional. Espero que te haya ayudado a saber si sufres de dependencia emocional.
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